¿A quién quieres más a mi hermano o a mí? … ¿Qué padre nunca se encontró ante una pregunta como esa? Por más que jamás haríamos diferencias entre ninguno de nuestros hijos, muchas veces los niños se sienten inseguros respecto a sus hermanos. Y allí aparecen los celos, las discusiones, las peleas y, en los peores casos, golpes y situaciones violentas entre los niños.
Los celos surgen por un tema de inseguridad. Lo mejor que pueden hacer los padres es dedicar un tiempo especial a cada uno de sus hijos, manifestarles su amor, su compañía y su atención no como uno más sino como un ser individual.
Aquí te dejamos algunos consejos para reducir los celos en los niños. Si bien los celos entre hermanos son muy comunes y naturales en el crecimiento de los pequeños, nunca viene mal una guía que nos ayude a enfrentar esta situación.
■Trata a cada niño como un ser especial no como iguales. Los padres piensan que tienen que tratar a sus hijos como iguales, exactamente de la misma manera. Sin embargo, cada hijo es único: si bien la cantidad de amor, tiempo y atención hacia nuestros hijos es la misma, debemos tratarlos como seres individuales, no como iguales.
■Evita las comparaciones siempre. Las comparaciones son odiosas dice un dicho y es totalmente cierto. Son motivos de problemas de autoestima entre los niños que, al verse comparados con sus hermanos, se sienten inferiores y menos queridos. Cada niño tiene que sentirse único y diferente a los demás, ni superior ni inferior.
■Pasa tiempo a solas con tus hijos. Haz un momento para cada uno de tus hijos. Obviamente, las actividades en familia son enriquecedoras para los chicos, pues fortalecen el vínculo entre los hermanos. Sin embargo, también cada uno de ellos necesita un momento a solas con sus padres, para sentirse querido y atendido, no por ser uno más sino por ser él mismo.
■Establece límites claros. La educación en valores es fundamental para reducir los celos en los niños. Debes enseñarles que se tienen que respetar mutuamente: los hijos mayores no se deben burlar o aprovecharse de la ingenuidad de los hermanos menores, ni los menores tienen que aprovecharse de su ingenuidad para culpar a los hermanos mayores de sus travesuras.